De Granada a las Indias: La financiación del viaje de Colón

Presento este artículo de investigación que considero de vital relevancia. Mi objetivo es desmontar las narrativas que se han transmitido de generación en generación sobre el financiamiento del memorable viaje de Cristóbal Colón en 1492.
En primer lugar, desacredito la noción popular de que la reina Isabel empeñó sus joyas para financiar la expedición. Ningún cronista de la época respalda tal afirmación, y una investigación exhaustiva revela que esas joyas ya estaban comprometidas como garantía en Valencia y Barcelona debido a una hipoteca previa. Además, rechazo la idea de que Luis de Santángel, siendo valenciano y de ascendencia judía, desempeñara un papel directo en el respaldo financiero del viaje. Su participación solo se limitó a funciones de tesorero en una operación financiera.
Resulta curioso destacar que nueve miembros de la tripulación de las tres carabelas que partieron hacia las Indias eran originarios de Extremadura, de los cuales solo dos regresaron a España con Colón. Esta información, extraída de un antiguo libro de cuentas del Archivo de Simancas, revela el papel crucial que desempeñó esta región en el financiamiento del viaje.
Alfonso de las Cabezas, tesorero de la cruzada de los obispados de Badajoz y Plasencia, emerge como una figura clave en la recaudación de fondos para la expedición colombina. Su vinculación con Trujillo y su amistad con importantes personalidades locales, como Luis de Chaves El Viejo y Alonso de Sotomayor, demuestran cómo las influencias y las conexiones personales jugaron un papel significativo en la financiación de la travesía. Además, el historiador franciscano Arturo Álvarez sugiere que las limosnas obtenidas a través de bulas de cruzada, junto con la generosidad del santuario de Guadalupe, contribuyeron considerablemente al financiamiento del viaje. Este análisis pone de manifiesto la complejidad y la diversidad de las fuentes de financiación detrás de este acontecimiento histórico.
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El 2 de mayo de 1486, Cristóbal Colón presentó por primera vez a los Reyes Católicos su solicitud de financiamiento para equipar tres grandes barcos, con el objetivo de emprender un viaje a través del océano en busca de un nuevo camino hacia las Indias. Aunque los monarcas no rechazaron la idea en principio, decidieron postergarla hasta después de la "reconquista" de Granada, que en ese momento era una prioridad absoluta para la Corona. Esta conquista se logró el 2 de enero de 1492, tras 781 años de dominio musulmán en la península ibérica, cuando Isabel de Castilla y Fernando II de Aragón expulsaron a Boabdil, el último sultán musulmán, y anexaron el Reino de Granada a la Corona de Castilla.
Como resultado de este éxito, apenas cuatro meses después, el 17 de abril de 1492, los Reyes Católicos concedieron a Colón, en la ciudad de Santa Fe de la Vega en Granada, las Capitulaciones de Santa Fe. Con este documento, el ambicioso navegante genovés obtuvo finalmente el respaldo oficial y financiero necesario para su histórica expedición hacia el oeste en busca de nuevas rutas comerciales hacia las Indias.
Las Capitulaciones de Santa Fe fueron un documento mediante el cual los gobernantes establecieron el régimen para las nuevas tierras descubiertas, los términos de comercio con sus habitantes y el estatus que Colón tendría en relación con ellas. Aunque inicialmente pueden parecer un contrato bilateral debido a la reciprocidad presente en ellas, en realidad adoptaron la forma de una concesión unilateral. Los Reyes Católicos, en respuesta a las demandas de Colón, concedieron el título de "almirante en todas aquellas islas y tierras firmes que por su mano o industria se descubrieran o conquistaran en dichos mares Oceánicos, durante su vida y después de su muerte, a sus herederos y sucesores de uno en otro perpetuamente". Además, se le otorgó el cargo de "virrey y gobernador general en todas las tierras firmes e islas que, como se ha dicho, él descubriera o conquistara en dichos mares".
El título de almirante solicitado y concedido a Colón, junto con el cargo de virrey y gobernador de las tierras descubiertas o conquistadas, serían hereditarios, lo que le otorgaba la facultad de realizar todo tipo de nombramientos en los territorios adquiridos. Estas prerrogativas incluían una renta equivalente al 10% de todo el tráfico marítimo futuro. Además, se especificaba que el viaje se realizaría en servicio a los Reyes Católicos, dejando claro que las islas o tierras que Colón descubriera o conquistara pertenecerían a la Corona. El cargo de almirante también confería el poder de resolver los conflictos derivados del comercio.
Para financiar el equipamiento de la flota, que ascendía a 2.000.000 de maravedíes, la Corona se comprometió a cubrir la mitad del costo mediante los fondos de la Santa Hermandad, una institución dedicada a mantener el orden público en Castilla. Esta contribución fue gestionada por Alonso de Quintanilla, contador mayor de cuentas, y Luis de Santángel, escribano de ración de los Reyes Católicos.
Santángel, de ascendencia judía y oriundo de la región valenciana, desempeñó un papel clave al convencer a la reina Isabel para que apoyara el proyecto colombino. Fue él quien, mediante su influencia en la corte, logró que los monarcas destinaran parte de los fondos de la Hermandad para sufragar los gastos de la expedición.
La otra mitad del costo fue financiada por Colón con la ayuda de algunos banqueros genoveses afincados en Sevilla, como los hermanos Giannotto Berardi y Giannotto di Páscuale Mendel. Estas contribuciones privadas fueron fundamentales para que la empresa pudiera llevarse a cabo.
A las seis de la mañana del 3 de agosto de 1492, Cristóbal Colón zarpó desde el puerto de Palos de la Frontera. No obstante, poco después de zarpar, la expedición se vio obligada a detenerse en las Islas Canarias el 6 de agosto debido a un timón roto en la nave Pinta. Tras completar las reparaciones requeridas, el viaje pudo reanudarse el 6 de septiembre. Finalmente, el viernes 12 de octubre, a las dos de la mañana, la tripulación divisó la isla de Guanahani, que luego sería rebautizada como San Salvador.
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Es cierto que algunos aragoneses añaden al lema "con los cuartos de Aragón" debido a la participación destacada de Luis de Santángel, quien era valenciano, pero desempeñaba el cargo de escribano de ración en Aragón y era un amigo cercano de Cristóbal Colón. Sin embargo, esta afirmación no es precisa, ya que la financiación del viaje no provino directamente del dinero personal de Santángel.
La realidad es que los fondos para financiar el viaje de Colón no salieron del bolsillo de Santángel, sino que fueron proporcionados por la caja de la Santa Hermandad. Esta institución, establecida por los Reyes Católicos, tenía como objetivo principal recaudar fondos para financiar la guerra contra los musulmanes en Granada y poner orden y justicia en todo el reino. Sin embargo, una parte de estos fondos se destinó al proyecto de Colón después de que Santángel convenciera a los monarcas de su viabilidad.
El 2 de mayo de 1492, Luis de Santángel, escribano de ración de Aragón, entregó 1.140.000 maravedíes a Hernando de Talavera, con la instrucción de entregárselos a los Reyes Católicos. Este dinero procedía de la tesorería de la Santa Hermandad, como se registra en documentos oficiales, específicamente en la Contaduría Mayor de Cuentas, primera época, legajo 134.
El finiquito del pago, que incluye el salario del tesorero, establece lo siguiente:
"Recibisteis y fueron registrados en cuenta un millón ciento cuarenta mil maravedíes que disteis por nuestro mandato al obispo de Ávila, quien ahora es arzobispo de Granada, para el financiamiento del viaje del almirante don Cristóbal Colón, y otros diecisiete mil cien maravedíes por vuestro salario correspondiente al pago del mismo".
El 5 de mayo de 1492, Hernando de Talavera otorga a Santángel un documento que le permite, a través de Alonso de Angulo, ser reembolsado desde la tesorería de la Bula de la Santa Cruzada del Obispado de Badajoz.
Este reembolso es efectuado por Alonso de las Cabezas, tesorero, como se detalla:
" Alonso de las Cabezas entregó y pagó adicionalmente, por medio de otro documento emitido por el arzobispo de Granada con fecha del 5 de mayo de 1492, a Luis de Santángel, escribano de ración del rey, y a través de él a Alonso de Angulo, en virtud de un poder presentado por el mencionado escribano de ración. En dicho poder se encontraba incluido el remanente de un millón ciento cuarenta mil maravedíes, destinado a compensar al escribano de ración mencionado, como parte de un préstamo que había hecho para financiar las tres carabelas que Sus Altezas habían enviado armadas a las Indias, así como para pagar a Cristóbal Colón, quien formaba parte de esa expedición."
Colón recibió otros 500.000 maravedíes de Martín Alonso Pinzón y sus hermanos, aunque esta información no puede ser verificada directamente debido a la falta de acceso a los archivos familiares de los Pinzón, que lamentablemente no se conservan.
Sin embargo, Fray Bartolomé de las Casas, una fuente fiable en lo que respecta a Cristóbal Colón, transmite esta información. El padre Bartolomé relata:
"Martín Alonso, principalmente, y sus hermanos ayudaron y contribuyeron significativamente a Cristóbal Colón para su financiamiento, ya que eran personas adineradas y respetadas; especialmente Martín Alonso, que tenía una gran experiencia en asuntos marítimos.
Colón decidió contribuir con la octava parte del costo de este primer viaje, ya que los maravedíes prestados por los Reyes a través de Luis de Santángel no eran suficientes para financiarlo completamente. Además, quería obtener una octava parte de las ganancias. Colón se encontraba en una situación financiera difícil y aportó medio millón de maravedíes para cubrir su parte, que fue necesario para su financiamiento (según consta en los registros de los gastos realizados ante el escribano público en la villa y puerto de Palos). Según lo que tengo entendido, Martín Alonso Pinzón, que es bastante plausible y cercano a la verdad, prestó solo a Cristóbal Colón el medio millón, o él y sus hermanos".
También solicitó un capital adicional a los financieros italianos de Sevilla: 180.000 maravedíes de Giannotto Berardi, conocido como Juanoto, y una suma cercana a los 300.000 maravedíes del banquero genovés Francesco Pinelli.
Giannotto Berardi, en un documento notarial que complementa su testamento, señala que Colón aún le adeuda 180.000 maravedíes que le había prestado, además de otras cantidades por diversas causas. La naturaleza de este préstamo es simplemente la necesidad de financiar la expedición.
"En presencia del escribano público, yo, Giannotto Berardi, mercader florentino y vecino de esta ciudad, estando enfermo de cuerpo pero sano de voluntad, y en pleno uso de mis facultades mentales, ratifico y confirmo mi testamento otorgado ante vosotros el día de ayer. Declaro y confieso, para la salvación de mi alma y ante Dios, que el Señor Almirante Don Cristóbal Colón me debe y está obligado a pagarme, en su cuenta corriente, ciento ochenta mil maravedíes, más o menos, como constará en mis libros."
El capital invertido en la primera expedición colombina ascendió a alrededor de 2.000.000 de maravedíes, desembolsados por Luis de Santángel, Giannotto Berardi, Francesco Pinelli y los hermanos Pinzón.
A primera vista, esta suma puede parecer considerable, pero en realidad, al considerar todos los costos involucrados, como la remuneración de 120 marineros por tres meses, provisiones, armamento, alimentos, y demás, se comprende que no es una cifra exorbitante. Los mecanismos de pago utilizados fueron bastante complejos, pero justificados.
En aquel momento, la Corona había afrontado numerosos gastos relacionados con el fin de la guerra de Granada. A pesar de tener ingresos anuales sustanciales, estimados en unos 250 millones de maravedíes, la liquidez inmediata para cubrir pagos de esa magnitud no estaba disponible debido a estos desembolsos previos.
Fin
Recopilado y hecho por Lorenzo Basurto Rodríguez

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